El 28 de Febrero de 1980 el pueblo andaluz conquistó en las urnas el
derecho de Andalucía a tener un Estatuto de Autonomía al mismo nivel de
competencias y poder político que las denominadas “Nacionalidades históricas”,
Cataluña, Euskadi y Galicia. Andalucía enlazaba así el proceso autonómico
iniciado en la II
República , abortado por el golpe fascista del 18 de julio del
36, con la gran movilización del 4 de diciembre de 1977 en el que millones de
andaluces y andaluzas tomaron las calles de las ocho capitales y de muchos
pueblos de nuestra tierra para reivindicar la autonomía para Andalucía.
El pueblo andaluz exigió su condición nacional y su derecho al techo
máximo de competencias que otorga el art. 151 de la constitución, y esa reivindicación desembocó en el 28 de
febrero de 1.980 rompiendo el esquema diseñado en Madrid, y compartido por los
nacionalismos vascos y catalanes, que consistía en “confederar el norte y
regionalizar el sur”. Con ésta victoria se abrió la posibilidad a todos los
territorios de España de optar a un autogobierno en igualdad de condiciones y,
por tanto, de abrir el debate sobre el Estado Federal.
Sin el impulso del 4-D nunca se hubiese podido dar con tanta fuerza la
batalla que desembocó en la victoria del 28-F y sin ésta victoria, la
fecha del 4-D hubiera quedado
desdibujada en la historia.
En este contexto histórico, el asesinato en Málaga por una bala de la
policía de Manuel García Caparrós, militante de CC.OO, añadió al 4-D la sangre
derramada de un joven sindicalista. Este crimen no fue un hecho aislado, se
suma, a los otros muchos que, entre 1.976 y 1.981, la llamada “modélica y
pacífica transición”, fueron cometidos por grupos de la ultraderecha o de las
propias fuerzas de orden público, y que nunca fueron investigados.
La lucha por la autonomía andaluza fue, y seguirá siendo, la lucha de
la izquierda frente a la derecha. La historia de Andalucía, desde la segunda
mitad del Siglo XIX, siempre se ha situado en el vórtice de la lucha de clases.
Aquí no hubo ni hay una reivindicación identitaria-etnicista ni separatista. En
Andalucía el hecho diferencial siempre fue la reivindicación de la igualdad y
el enfrentamiento con los que, dentro y fuera de la misma, impedían e impiden
la consecución de ese objetivo. Andalucía es imprescindible para la
transformación del conjunto de los pueblos de España. Ningún otro lugar del
estado tiene en su historia una conjunción tan natural entre las
reivindicaciones de clase y las aspiraciones autonomistas o nacionales.
Treinta y tres años después, Andalucía es la Comunidad Autónoma
con mayor índice de paro del conjunto del Estado. En los últimos años hemos
sufrido el desmantelamiento y/o deslocalización de los escasos sectores
industriales y productivos que quedaban. La agricultura andaluza sufre las
consecuencias de una política comunitaria contraria a sus intereses. La
estructura social de la propiedad de la tierra aumenta la escandalosa
concentración en pocas manos, en un porcentaje superior a 1930. Y todo ello
agravado por la situación de general de crisis económica-financiera, ofensiva
del gran capital contra los derechos del pueblo trabajador y corrupción
generalizada de las principales instituciones del Estado y del sistema
bipartidista.
La condición periférica de la economía andaluza es lo que nos sigue
caracterizando, y eso es lo que no han corregido los sucesivos gobiernos
autonómicos y central, en época de “bonanza”. Las escandalosas cifras de paro
que arroja la EPA
son la consecuencia de ese modelo de crecimiento. Y si le sumamos la continua
regresividad fiscal y la permanente desregulación laboral, tendremos el cuadro
del capitalismo en Andalucía.
Desde el Partido Comunista de Andalucía nos unimos a las voces que cada
vez con más fuerza plantean la necesidad de auditar la deuda pública para
identificar que parte de la misma no se ha utilizado para el sostenimiento de
los servicios públicos, sino para comerciar a su vez por parte de los
especuladores y una banca que utiliza impunemente las ayudas públicas para
equilibrar sus balances, en vez de hacer fluir el necesario crédito a pymes y
trabajo autónomo. Pedimos que la deuda ilegítima no se pague, porque no ha
servido al pueblo.
Hoy, 33 años después de aquel 28 de febrero, constatamos que el impulso
cívico y de justicia social ha sido demolido por las prácticas serviles de los
sucesivos gobiernos autonómicos. Hoy, el PCA sigue, como entonces, llamando a
la movilización del pueblo trabajador andaluz en defensa de sus intereses de
clase.
Hoy, los y las comunistas
recordamos al pueblo andaluz que el atraso histórico, la dependencia económica,
la situación periférica que ocupa nuestra fuerza de trabajo, el paro, la
cuestión agraria y la merma en derechos y justicia social siguien ocupando un
lugar central. Y hacemos un llamamiento a la movilización unitaria en defensa
de las siguientes reivindicaciones:
1.
Sistema financiero
público andaluz, para intervenir desde el poder público en unas finanzas al
servicio de las clases dominantes.
2.
Puesta en
marcha de un Banco Público de Tierras en Andalucía. “PER” especial y Cero
peonadas para acceder al subsidio agrario.
3.
Democracia
Participativa y control social de los servicios públicos. No hay mayor
transparencia que la que proporciona la democracia real y ciudadana.
4.
Dación en
pago retroactiva, alquiler social de viviendas enajenadas, paralización de los
desahucios. Al gobierno andaluz le pedimos que adopte las medidas oportunas, en
su marco de competencias, para garantizar la función social de la vivienda,
incluyendo la sanción a las viviendas vacias.
5.
Renta
Básica, en desarrollo del artículo 23.2 del estatuto de Autonomía, y Banco
Público de Alimentos controlado participadamente.
6.
Cierre de
las bases militares de Rota, Morón y Gibraltar. Como decía nuestro partido en
el Documento de las Amapolas de 1984: “Autonomía andaluza que no sea ajena a la
defensa de la dignidad y soberanía nacionales frente a las actitudes serviles y
claudicantes para con otros estados. Se trata de avanzar en la necesidad de una
política inequívoca de independencia nacional y, en este sentido, Andalucía
tendría que decir mucho sobre la paz, contra las bases extranjeras (Rota y
Morón) y a favor de la soberanía española de Gibraltar”.
7.
Defensa a
ultranza del carácter público y universal de los servicios que garantizan los
derechos sociales como la educación y la sanidad. Pedimos al gobierno andaluz
que avance en el abandono de los conciertos en estos ámbitos. Lucha contra la LOMCE.
8.
Derogación
de la reforma laboral que da la puntilla a los derechos históricos de la clase
trabajadora y que hace especial daño en economías débiles como la andaluza.
9.
Defensa del
sistema público de pensiones, disminución de la edad de jubilación y reparto
del trabajo.
10.
Defensa y
organización del movimiento feminista, que debe volver a jugar el papel central
que le corresponde en defensa de otra Andalucía posible, libre también de
patriarcado.
Por todo esto pedimos una
gran movilización, y el comienzo de una lucha para conseguir estos objetivos.
Desde IU Villafranca facilitaremos autobuses para poder desplazarnos y
participar en dicha jornada. Por eso os pedimos la máxima difusión posible
entre vuestras y vuestros asociados.
Para poder reservar plazas (fecha
límite 20 de Febrero), sólo hay que ponerse en contacto con:
Eli
– 627 72 32 43
IU
Villafranca – 744 48 93 09
Rafa – 634 79
34 73
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