La consejera Elena Cortés replantea el proyecto
para corregir una infraestructura desproporcionada e insostenible que amenaza
con hipotecar el futuro de las cuentas públicas.
Efectivamente, la Consejería de Fomento y
Vivienda está demostrando que la gestión de las grandes obras también puede
realizarse desde la racionalidad económica, social y medioambiental, rompiendo
el nexo que durante años ha unido la planificación de las infraestructuras
públicas con la burbuja de la construcción. El mejor ejemplo es el metro de
Málaga, la mayor obra pública de Andalucía, con 560 millones de euros invertidos
hasta el momento. Para culminar un proyecto ya muy avanzado, Cortés ha propuesto
al Ayuntamiento de Málaga que el tramo del metro de Málaga que discurre por el
centro de la ciudad, entre las paradas de Guadalmedina y La Malagueta, vaya en
superficie, en lugar de ir soterrado, una fórmula en la superficie con
incontables ventajas.
La propuesta conlleva beneficios urbanos y
medioambientales añadidos al permitir una intervención integral en la
Alameda Principal, configurando una gran área peatonal y ciclista entre este
enclave, actualmente saturado de coches, la calle Larios y la zona portuaria.
Con el metro en superficie, pues, Málaga ganaría un gran lugar de encuentro y
disfrute de la ciudadanía los 365 días del año, superando la invasión del
coche.
El menor coste de este tramo permite además
llevar el metro hasta la zona este de la ciudad, El Palo, incrementando su
demanda hasta los 25 millones de viajeros al año y garantizando su viabilidad
económica y su eficiencia social. Uno de los grandes problemas del metro tal y
como está concebido ahora es la desproporción entre la infraestructura y su
demanda, existiendo una evidente sobredimensión. El metro en superficie corrige
esta disfunción. Esta fórmula evita además parones, obras interminables y
molestias a vecinos y comerciantes, blindando el desarrollo de la obra pese a la
incertidumbre financiera derivada de los continuos ajustes impuestos por el
Gobierno de España y la troika.
Desde la llegada de IU a la Consejería, todos los
plazos y compromisos expresados ante una ciudadanía ya impaciente se han
cumplido. Elena Cortés quiere que eso pueda ser así hasta la terminación del
metro, ofreciendo un calendario claro: este mismo año el metro funcionará hasta
Renfe; en 2014 hasta Guadalmedina; en 2015 hasta La Malagueta; y en 2016 hasta
El Palo.
La fórmula propuesta por la Consejería evita
abrir en canal la Alameda, corazón de la ciudad, con el consiguiente riesgo de
hallar restos arqueológicos y de dañar su rico patrimonio arbóreo. La
Consejería ha tenido muy en cuenta, además, que el metro no es sólo una
infraestructura que hay que construir, sino también, y fundamentalmente, un
servicio público que hay que prestar. Las Líneas 1 y 2 hasta la estación de
Renfe, de hecho, comenzarán a funcionar a finales de este año, tras el impulso
dado a esta obra de transporte público colectivo por el equipo de IU en la
Consejería. Para que este servicio público pueda a ofrecerse a la ciudadanía a
precios asequibles, las administraciones deben subvencionar cada año a las
empresas que lo explotan. Con el metro en superficie hasta La Malagueta, este
coste mengua en 50 millones de euros sólo hasta 2020. Y ello se suma a los 438
millones de euros de menor coste que supone la construcción hasta El Palo en
superficie.
Como ha dicho Elena Cortés, IU no va a permitir
que el metro de Málaga se convierta en una hipoteca inasumible para las arcas
públicas andaluzas y malagueñas, que deberán sufragar año a año su
funcionamiento.
El metro en superficie por el centro, y en una
segunda fase hasta El Palo, entronca con experiencias similares de éxito como
Burdeos, Estrasburgo y Zaragoza. Se trata de infraestructuras sostenibles,
viables a largo plazo, ajustadas a la demanda, medioambientalmente óptimas. Los
responsables de IU en la Consejería de Fomento y Vivienda han aprendido la
lección de la crisis, de las infraestructuras sobredimensionadas, del modelo
‘aeropuerto de Castellón’ que ha promovido la derecha económica y política
española y andaluza. Por eso plantea ahora la necesidad de buscar un acuerdo con
el Ayuntamiento para mejorar el metro de Málaga y hacerlo sostenible
económicamente hoy y mañana, sin hipotecar el futuro de generaciones venideras
con una infraestructura sobredimensionada. La respuesta que ha encontrado Elena
Cortés por parte del PP y del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, ha sido
la demagogica y anticientífica y el falso ritual del agravio. Rehuyendo
completamente el debate técnico y económico, el PP con el alcalde a la cabeza se
ha lanzado a una campaña cargada de prejuicios, supersticiones, bulos, falacias
y eslóganes fáciles como “Metro Sí, Tranvía No”, ignorando que tanto la
plataforma como los trenes son similares bajo tierra o en superficie y
fomentando un victimismo interesado totalmente carente de fundamentos y de
rigor. La confrontación por la confrontación, o el metro utilizado para tapar su
falta total de modelo y de proyecto para Málaga: ésa es la posición del alcalde
y del PP.
IU en la Consejería de Fomento y Vivienda
continuará exponiendo ante la ciudadanía y ante sus representantes municipales,
con plena solvencia argumentativa, las ventajas de su modelo, cumpliendo el
compromiso de culminar en abril todo el proyecto técnico del metro en superficie
hasta La Malagueta. Es de esperar que el PP y el Ayuntamiento de Málaga
reflexionen y se avengan a un acuerdo con quienes únicamente pretenden mejorar
la movilidad en la ciudad de Málaga con infraestructuras solventes y viables, en
línea con más de 300 experiencias en toda Europa. Lo contrario es abundar en un
modelo caduco e ineficaz, propio de la cultural del boom inmobiliario y del
construir por construir, pensando más en las cuentas de resultados de las
grandes empresas que en las necesidades de los ciudadanos. Precisamente el
modelo que nos ha traído a esta situación.
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